La fe bíblica es eso: adhesión a Dios mismo. La fe no indica adherencia principalmente a dogmas y verdades sobre Dios. Es un entregarse a su voluntad. No es, pues, principalmente, un proceso intelectual, un saltar de premisas a conclusiones, un hacer combinaciones lógicas, barajando unos cuantos conceptos o presupuestos mentales. Principalmente es una actitud vital. Concretamente se trata, repetimos, de una adhesión existencial a la persona de Dios y a su voluntad. Cuando existe esta adhesión integral al misterio de Dios, las verdades y dogmas referentes a Dios se aceptan con toda naturalidad y no se producen conflictos intelectuales.
9 de mayo
El Sentido de la Vida – Padre Ignacio Larrañaga
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