¿Quién soy yo ante ti, Señor? Sombra que arrastra su propia sombra. ¿Y mis días? Hojas de otoño caídas. ¿Y mi vida? Flauta de caña, llena de aire y mentiras; una llama desprendida del leño, persiguiendo quimeras. Dios mío, ¿dónde está la razón de tanta pasión inútil? ¿Dónde agarrarme? ¿Dónde está la roca? Tú eres mi roca. En ti están hundidas mis raíces. En tus manantiales beberemos las aguas de vida inmortal. En tus brazos dormiremos mientras dure la tempestad. Tú llenarás de luz nuestros horizontes, de seguridad nuestros pasos, de sentido nuestros días. Tú serás el faro y la estrella, la brújula y el ancla durante la travesía de nuestra vida.
17 de octubre
El Sentido de la Vida – Padre Ignacio Larrañaga
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