Señor, me robaron el secreto de la alegría; llego a tu casa buscando asilo porque los mastines me persiguen. En la inmensa oscuridad que me envuelve, sólo alcanzó a distinguir una estrella: tu misericordia. Envuélveme con tu manto.
1 de febrero
El Sentido de la Vida – Padre Ignacio Larrañaga
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