El «yo» no existe. Es una ilusión imaginaria.
No estamos hablando del verdadero yo, que es la conciencia objetiva de mi propia identidad, sino de su falsificación. Por eso va entre...
“Nos ha enviado con un buen mensaje para los humildes,para sanar los corazones heridos, para anunciar a los desterrados su liberación, y a los presos su vuelta a la luz.” ISAÍAS 61, 1