
Morir con Cristo.
Después de decirnos que Cristo “estuvo circundado de fragilidad” (Heb 5,2), agrega la Carta a los Hebreos que (Cristo), sufriendo, “aprendió a obedecer” (Heb 5,8). Llama la atención esa expresión obedecer. Hay militantes ateos, aun hoy día, que asumen la tortura y la muerte con una actitud estoica, llamemos pasiva o fatalista, sin inmutarse. Pero el término obedecer introduce un matiz distinto: viene a indicar que Cristo asumió el dolor de una manera personal, activa, como u