Este tipo no me gusta; el instinto me impulsa a separarme de él. Este otro mantiene respecto de mí no sé qué reticencia o ceño fruncido; mi reacción espontánea es responderle con la misma actitud. Sé que aquel otro habló mal de mí, y desde este momento no puedo evitar mirarlo como mi enemigo. Será necesario imponer las convicciones de fe sobre las reacciones espontáneas: el Padre de ese «tipo» es mi Padre. Debe acogerlo y aceptarlo como a hijo de «mi Padre».
30 de noviembre
El Sentido de la Vida – Padre Ignacio Larrañaga
![](https://static.wixstatic.com/media/d9b516_89aad059e40e41d28febe229c56b0885~mv2.jpg/v1/fill/w_147,h_105,al_c,q_80,usm_0.66_1.00_0.01,blur_2,enc_auto/d9b516_89aad059e40e41d28febe229c56b0885~mv2.jpg)