El misterio profundo del hermano es el siguiente: sin desearlo a él mismo lo lanzaron a participar en esta carrera. No puede dejar de participar ni salirse de la carrera. Saldrá de ella, no cuando él quiera, sino cuando lo saquen. Más aún, no solamente tiene que participar en una carrera no deseada, sino que tiene que hacerlo con un caballo que no es de su agrado. Y si el caballo es lerdo y lento, él no puede protestar, porque eso equivaldría a castigarse a sí mismo. Y si llega de último a la meta por la incompetencia del caballo, sólo le resta sentir vergüenza de sí mismo, que es el peor castigo.
15 de septiembre
El Sentido de la Vida – Padre Ignacio Larrañaga
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