Fue entonces cuando la ternura y la confianza levantaron un vuelo irresistible hasta transformarse en un enorme terebinto de amplísima copa que, con su sombra, fue cubriendo los impulsos vitales de este Muchacho normal y diferente. Sus arterias se tornaron en ríos caudalosos que se dirigían hasta adentro y centro del AMOR.
8 de octubre
El Sentido de la Vida – Padre Ignacio Larrañaga
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