Los Guías, como miembros vivos de la Iglesia, son, pues, misioneros, (...) carácter por el cual el Guía participa directamente de la misión sacerdotal, profética y regia de Cristo Jesús.
Esta vida es siempre una partida. Siempre un desprendimiento y una ofrenda. Siempre un tránsito y una pascua. Hasta que llegue el Tránsito definitivo, la Pascua consumada.