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Todo se le va en una incesante fuga

He aquí la tragedia: la fuga: todo se le escapa al hombre, todo se le escurre de entre las manos. Su mayor desdicha consiste en no poder retener lo que en este momento tiene. Lo que el hombre ya posee quiere retenerlo. ¿Alcanzó la gloria? Quiere retenerla. ¿Tiene belleza? Quiere retenerla. ¿Posee vida? Quiere retenerla. Pero resulta que el hombre está sometido a estas tres temibles leyes: la ley del desgaste, la ley del olvido y la ley de la muerte. A esos océanos se le escapan la gloria, la belleza, la salud, la vida. Todo se le deshace, todo se le desgasta, todo se desvanece; en suma, todo se le va, y nada puede retener. He aquí su desdicha. La lucha del hombre por retener es una lucha estéril; es equivalente al intento de querer atrapar con las dos manos el humo, la sombra, el viento… Todo se le va en una incesante fuga, como las aves emigrantes, como los vientos que pasan por nuestra comarca, como las naves que surcan los mares, como las nubes arrastradas por el viento, como el humo que se diluye, como la sombra que huye…

15 de octubre

El Sentido de la Vida – Padre Ignacio Larrañaga



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