
Expatriado
Vemos, pues, que comienzan a asomar al paisaje de Jesús nieblas de decepción que, con el paso del tiempo, se tornarán en nubes oscuras de desaliento. Poco le duró, pues, al Pobre de Nazaret la gloria y el gozo de un día azul. ¿Qué hacer? No podía sustraerse a su función y destino de Mesías doliente, en el que, por voluntad del Padre, estaba ya sumergiéndose. A pesar de que los Evangelios nos presentan el mensaje y la presencia de Jesús como un día de bodas, como un concierto